DE NIÑO A ADULTO
José Luis Melendez es un joven de 16 años que está cursando el quinto año de secundaria. La vida para él no ha sido fácil, a pesar de su corta edad tuvo que asumir un rol parental para así poder salir adelante.
El colegio “Augusto Salazar Bondy” es una de las instituciones más antiguas del distrito de Chancay. Emblemática institución que fue cuna de miles de profesionales, este año celebra su 57° aniversario, sus aulas albergan a jóvenes chancayanos del nivel secundaria.
El primero de tres hermanos, uno de 10 y otro de 6, con padres divorciados que permitieron que su vida personal interfiriera en la de sus hijos. A José Luis, como a muchos jóvenes peruanos, le tocó crecer de un día para otro y convertirse en “el hombre de la casa” por la presión social de su madre. A la edad de 13 años tomó el rol paternal y ante la necesidad económica que su familia pasaba decidió dejar sus estudios y empezar a trabajar. En el 2020, casi 300 000 estudiantes dejaron el colegio por motivos económicos, familiares y el embarazo adolescente, tristemente él fue uno más de los que tuvo que priorizar el sustento del día a día sobre su educación.
SU LUGAR SEGURO
Los labores escolares dan inicio a las siete y media de la mañana. La ida hasta el colegio es tranquila, mientras recuerda que tiene para ese día. De ocho de la mañana hasta la una de la tarde son las mejores horas para él, en ese pequeño salón de aula olvida las responsabilidades que ha tenido que adquirir y puede ser un niño una vez más.
El 2019 no fue el mejor año para él, un año antes sus padres se divorciaron y a él le tocó de primera mano sentir la angustia de su madre por no llevar sustento al hogar, así que decidió que al menos ese año dejaría la escuela para invertir su tiempo en algo más productivo, trabajar. En el Perú la tasa de deserción escolar es del 6.3%, además 22 de cada 100 jóvenes de entre 17 a 18 años no han culminado sus estudios escolares, esto según el INEI.
Dentro de sus horas de clase aprovecha los pequeños recesos para avanzar sus tareas y que el día no sea tan agitado para él. Cabecear entre cursos es algo común para él, las primeras veces esa actitud era motivo de que los docentes tomen una acción disciplinaria con él; sin embargo, después de que José explicara su situación existía un poco más de benevolencia con él.
Suena la campana, arregla sus cosas y se dispone a ir por sus hermanos. Llega con ellos a la casa, si tuvo la suerte de encontrar el almuerzo listo lo calienta, sino debe preparar algo rápido porque el hambre voraz de sus hermanos es insaciable. Se cambia, arregla sus cosas, se despide y se dirige a su centro laboral.
"EL HOMBRE DE LA CASA”
Empezó a trabajar en una tienda donde realizan trabajos con melamina, el dueño de la tienda conoce su situación así que no fue difícil que pudiera brindarle un “cachuelo” para que así no deje sus estudios.
Trabaja como asistente del maestro de melamina, ayuda a limpiar, cortar retazos y pegar las cintas alrededor de los muebles, un trabajo sencillo pero agotador. De lunes a viernes desde las 03:00 pm hasta las 07:00pm dura su jornada laboral, además los sábados que no va al colegio se dedica a tiempo completo para ganar unos soles extra.
Llegando la noche, es hora de regresar a su realidad escolar. Su hogar, donde le esperan sus hermanos y sus deberes, mantienen una tranquilidad a esas horas. El cansancio de un día como estudiante y asistente, se hacen presentes. Mientras está cenando algo que sobró del almuerzo, se escucha como su madre entra por la puerta para solo saludarlo y pasar de largo a su habitación. Dejando a José continuar.
José Luis es un joven que más que se suma a la lista de escolares que se las ingenian para salir adelante, tristemente no cuenta con el apoyo de sus progenitores lo cual dificulta que él siga saliendo adelante. Como él existen miles de muchachos que se ven en la obligación de creer y buscar ese futuro que sus padres no pudieron encontrar para ellos. Con una sonrisa y unos ojos cansados sigue su día luchando, para él el cansancio no es una opción y los ratos libres se convirtieron en su posibilidad de aprovechar el poco tiempo en seguir aprendiendo y mejorando.
*Cabe mencionar que para la redacción de esta texto nos vimos en la obligación de cambiar el nombre del escolar que nos colaboró.
Melissa Silvera de la Cruz

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